Los individuos por naturaleza evitamos el dolor y el
sufrimiento, los pensamientos y las emociones negativas y buscamos todo tipo de
formas para paliar el malestar inherente a la vida. La tendencia del individuo
a evitar el sufrimiento y el dolor hace que se aferre a diversos apoyos
psíquicos (buscar el poder sobre los demás para sentirse mejor, adscribirse
a movimientos filosóficos, sumergirse en mundos fantasiosos como compensación a
la ansiedad que le produce la realidad) o físicos (drogas y bebidas
alcohólicas para liberar ansiedades, angustias, miedos y cargas).
No hemos de evitar los sentimientos desagradables, sólo
hemos de estar atentos a ellos para que no desplacen a los estados de ánimo
agradables.
El sufrimiento nos enseña: que ninguna persona tiene un
control absoluto sobre su vida, que la madurez de carácter empieza
enfrentándose a lo que es desagradable, conflictivo, a los cambios en la vida y
las personas y que es necesaria cierta espiritualidad para afrontar las vicisitudes
de la vida.
Las personas que tienen una buena autoestima no tienen
la necesidad de compararse con otras porque sabe de que todos los seres humanos
tienen la misma valía y aceptan su cuerpo, nadie es perfecto. La persona con
buena autoestima se trata bien a sí misma (piensa en su salud y se cuida). La
persona con buena autoestima puede establecer metas para accionar y dar sentido
a su vida y sabe que está en un proceso de cambio, que cada día puede mejorar
como persona.
La autoestima nos ayuda a soportar y repeler las
influencias negativas de los otros.
¿Cómo surge la baja autoestima?.
Por lo general, el
autodesprecio se aprende debido a influencias negativas recibidas por parte de
nuestros progenitores o las personas que nos educaron y nos cuidaron. Si la
persona no fue apreciada, se tiende a buscar la aprobación en el mundo externo.
No podemos vencer el autodesprecio diciéndonos cosas
bonitas a nosotros mimos, es necesario que seamos amigos de nosotros mismos
para poder construir una sólida autoestima y sentir y creer lo que nos decimos
en el corazón.
Según Rafael Ayala: “el
sustento central de la autoestima descansa en saberse y sentirse importante y
seguro. Esto se obtiene a través de la satisfacción de las diferentes
necesidades básicas del alma que han sido clasificadas por distintos
especialistas de maneras diversas…Estas cinco necesidades básicas son:
seguridad, aceptación, respeto, amor e identidad”
EL APRENDIZAJE EN LA VIDA EMOCIONAL
El aprendizaje emocional responde a la siguiente
pregunta: ¿Qué experiencia o competencia
emocional queda después de las interacciones, conflictos, frustraciones,
imposibilidades que la vida implica?
El verdadero aprendizaje emocional surge del interés de
la persona por cambiar y el cambio dependerá del conocimiento que las personas
pueden tener de sí mismas, su reflexión personal sobre este y la toma de
decisiones respecto a lo que quieren ser y lo que quieren mejorar o modificar
en sus vidas.
El aprendizaje
emocional consiste en:
- Valorar cada situación como una oportunidad de aprender que te da la vida
- Canalizar el sufrimiento como una fuente de maduración para el carácter que de otra manera permanecería insensible a su propia realidad y a la de los demás
- Identificar emociones y sentimientos de forma clara (la persona percibe cómo se siente y que factores le llevan a sentirse de determinada forma)
- Comprender que el hombre está en constante construcción de las áreas que lo configuran (emocional, biológica, intelectual, espiritual)y debe cambiar cada día.
- La comprensión y tolerancia hacia los demás y los roces interpersonales motivan la madurez de la vida social y fraternal.
¿CÓMO SER SANO EMOCIONALMENTE?
La vida emocional no tiene menos importancia que la vida
biológica, intelectual o espiritual. La enfermedad emocional si no se canaliza
adecuadamente nos va dañando interiormente, llenando de amargura y
resentimiento el corazón de la persona en unos casos y en otros de angustia y
neurosis.
Como cualquier otra habilidad o competencia específica
que se puede ir adquiriendo, mediante una práctica disciplinada, la vida
emocional se va fortaleciendo, dominando,
de forma que cada vivencia sea estudiada por la persona y le permita
adquirir un conocimiento práctico para su vida.
Para ser sano
emocionalmente se pueden reflexionar o practicar los siguientes aspectos:
Meditar y determinar aquellas vivencias personales que
nos han creado heridas emocionales (un abuso, una violación, rechazo, abandono,etc)
Identificar que personas causaron el daño (esposo-a, un
familiar, un amigo, un socio, etc.)
· Determinar las consecuencias en el momento actual (“Odio
porque fui odiado”, “No creo en nadie, porque nadie creyó en mi”…)
· Perdonar conscientemente a otros o a sí mismo, una
institución, empresa, etc. y hacer una declaración verbal: “Perdono a …por
haberme…Perdono su equivocación conmigo y deseo el mejor camino de vida para
él/ella…Gracias Dios por perdonarnos, de manera que podamos perdonar a otros”
·
Mantenernos firmes en la decisión de que no nos afecten
los recuerdos que tratan de volver y causan molestia emocional. Perdonar significa olvidar las
consecuencias negativas dejadas por el hecho/herida, pero no ocultar lo que
sucedió en ese momento. Los efectos deben perder el contenido emotivo.
EL VALOR DE LAS EXPERIENCIAS VIVIDAS
· Deberíamos poder valorar cada experiencia de la vida por el
simple hecho de lo hayamos podido vivir.
·
Una persona en su vida, si no enfoca lo que desee hacer,
disfrutar y aprender de la experiencia puede amargarse por no sentirse
satisfecha con sus expectativas iniciales.
·
No se trata de vivir la vida de forma fría y controlada
sino de saber que se está haciendo un crecimiento personal, buscando el
desarrollo integral y aprendiendo emocionalmente de la vida.
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