sábado, 14 de diciembre de 2013

Aceptar el sufrimiento como parte de la vida parte II

Los individuos por naturaleza evitamos el dolor y el sufrimiento, los pensamientos y las emociones negativas y buscamos todo tipo de formas para paliar el malestar inherente a la vida. La tendencia del individuo a evitar el sufrimiento y el dolor hace que se aferre a diversos apoyos psíquicos (buscar el poder sobre los demás para sentirse mejor, adscribirse a movimientos filosóficos, sumergirse en mundos fantasiosos como compensación a la ansiedad que le produce la realidad) o físicos (drogas y bebidas alcohólicas para liberar ansiedades, angustias, miedos y cargas).
No hemos de evitar los sentimientos desagradables, sólo hemos de estar atentos a ellos para que no desplacen a los estados de ánimo agradables.

El sufrimiento nos enseña: que ninguna persona tiene un control absoluto sobre su vida, que la madurez de carácter empieza enfrentándose a lo que es desagradable, conflictivo, a los cambios en la vida y las personas y que es necesaria cierta espiritualidad para afrontar las vicisitudes de la vida.

Las personas que tienen una buena autoestima no tienen la necesidad de compararse con otras porque sabe de que todos los seres humanos tienen la misma valía y aceptan su cuerpo, nadie es perfecto. La persona con buena autoestima se trata bien a sí misma (piensa en su salud y se cuida). La persona con buena autoestima puede establecer metas para accionar y dar sentido a su vida y sabe que está en un proceso de cambio, que cada día puede mejorar como persona.
La autoestima nos ayuda a soportar y repeler las influencias negativas de los otros.

¿Cómo surge la baja autoestima?. 

Por lo general, el autodesprecio se aprende debido a influencias negativas recibidas por parte de nuestros progenitores o las personas que nos educaron y nos cuidaron. Si la persona no fue apreciada, se tiende a buscar la aprobación en el mundo externo.
No podemos vencer el autodesprecio diciéndonos cosas bonitas a nosotros mimos, es necesario que seamos amigos de nosotros mismos para poder construir una sólida autoestima y sentir y creer lo que nos decimos en el corazón.

Según Rafael Ayala: “el sustento central de la autoestima descansa en saberse y sentirse importante y seguro. Esto se obtiene a través de la satisfacción de las diferentes necesidades básicas del alma que han sido clasificadas por distintos especialistas de maneras diversas…Estas cinco necesidades básicas son: seguridad, aceptación, respeto, amor e identidad

EL APRENDIZAJE EN LA VIDA EMOCIONAL

El aprendizaje emocional responde a la siguiente pregunta: ¿Qué experiencia o competencia emocional queda después de las interacciones, conflictos, frustraciones, imposibilidades que la vida implica?
El verdadero aprendizaje emocional surge del interés de la persona por cambiar y el cambio dependerá del conocimiento que las personas pueden tener de sí mismas, su reflexión personal sobre este y la toma de decisiones respecto a lo que quieren ser y lo que quieren mejorar o modificar en sus vidas.

El aprendizaje emocional consiste en:
  • Valorar cada situación como una oportunidad de aprender que te da la vida  
  • Canalizar el sufrimiento como una fuente de maduración para el carácter que de otra manera permanecería insensible a su propia realidad y a la de los demás
  • Identificar emociones y sentimientos de forma clara (la persona percibe cómo se siente y que factores le llevan a sentirse de determinada forma)
  • Comprender que el hombre está en constante construcción de las áreas que lo configuran (emocional, biológica, intelectual, espiritual)y debe cambiar cada día.
  • La comprensión y tolerancia hacia los demás y los roces interpersonales motivan la madurez de la vida social y fraternal.

¿CÓMO SER SANO EMOCIONALMENTE?

La vida emocional no tiene menos importancia que la vida biológica, intelectual o espiritual. La enfermedad emocional si no se canaliza adecuadamente nos va dañando interiormente, llenando de amargura y resentimiento el corazón de la persona en unos casos y en otros de angustia y neurosis.
Como cualquier otra habilidad o competencia específica que se puede ir adquiriendo, mediante una práctica disciplinada, la vida emocional se va fortaleciendo, dominando,  de forma que cada vivencia sea estudiada por la persona y le permita adquirir un conocimiento práctico para su vida.

Para ser sano emocionalmente se pueden reflexionar o practicar los siguientes aspectos:

Meditar y determinar aquellas vivencias personales que nos han creado heridas emocionales (un abuso, una violación, rechazo, abandono,etc)

 Identificar que personas causaron el daño (esposo-a, un familiar, un amigo, un socio, etc.)

·     Determinar las consecuencias en el momento actual (“Odio porque fui odiado”, “No creo en nadie, porque nadie creyó en mi”…)

·    Perdonar conscientemente a otros o a sí mismo, una institución, empresa, etc. y hacer una declaración verbal: “Perdono a …por haberme…Perdono su equivocación conmigo y deseo el mejor camino de vida para él/ella…Gracias Dios por perdonarnos, de manera que podamos perdonar a otros”

·         Mantenernos firmes en la decisión de que no nos afecten los recuerdos que tratan de volver y causan molestia emocional. Perdonar significa olvidar las consecuencias negativas dejadas por el hecho/herida, pero no ocultar lo que sucedió en ese momento. Los efectos deben perder el contenido emotivo.

EL  VALOR DE LAS EXPERIENCIAS VIVIDAS


·    Deberíamos poder valorar cada experiencia de la vida por el simple hecho de lo hayamos podido vivir. 
·         Una persona en su vida, si no enfoca lo que desee hacer, disfrutar y aprender de la experiencia puede amargarse por no sentirse satisfecha con sus expectativas iniciales.
·         No se trata de vivir la vida de forma fría y controlada sino de saber que se está haciendo un crecimiento personal, buscando el desarrollo integral y aprendiendo emocionalmente de la vida.
·         Los distintos eventos y compromisos de la vida deben aportar calidad de vida y dignidad personal.


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