domingo, 27 de octubre de 2013

El abismo de uno mismo



Cuando pienso en España ahora, en las dificultades para encontrar trabajo no puedo evitar compararla con la de años atrás.
No han cambiado demasiado algunas cosas. Si antes era difícil encontrar un trabajo sin experiencia, o sin "enchufe por conocidos" o simplemente coger un trabajo "interesante" que estuviera relacionado con tus estudios, aunque había más trabajo, podías cambiar con más facilidad, quedabas fuera muchas veces por una cosa por otra. No digamos si ya superabas los 35 años, parecía que de los 32 a los 35 años tu vida laboral se había terminado completamente y ya eras demasiado viejo para buscar trabajo.

Ahora es mucho peor, si estas en un trabajo te consideras afortunado de tenerlo, y eso de cambiar...si no es una cosa muy muy buena con un sueldazo, o de lo tuyo, no te lías la manta a la cabeza. A ciertas edades ya ni se piensa en ello, mejor estudiar una oposición, que cada vez hay menos plazas, pero como mínimo tienes oportunidad de trabajar en algo relacionado con lo tuyo, con un salario propio de los gastos para tu edad: coche, hipoteca, hijos, estudios de los hijos, servicios médicos, etc que no salen de un salario de 800 euros de los que están de moda ahora. Todo empeora con la crisis.

Los jóvenes que yo conocí no eran mucho más diferentes que los de ahora, por ejemplo se trabajaba de administrativo siendo licenciado en económicas para ver si podías promocionar en esa empresa y para ir teniendo experiencia e intentar adquirir funciones de lo que habías estudiado y mientras ir estudiando idiomas y haciendo cursos cobrando poco pero con ilusión, esa ilusión que te da este o ése máster con prácticas, que puede que te lleve a la promoción o al trabajo deseado.

Ahora mismo los jóvenes no tienen ni esas pequeñas oportunidades, estudian y estudian y empiezan a trabajar mucho más tarde, piensan en irse fuera, en salir del país, en emprender. Con las mismas ilusiones de esos estudios que finalmente te servirán, que cambiaran tu futuro.

A todo esto, los mayores de 35 años, los de 40, los de 50 siguen sin solución. Sigue la misma cultura empresarial. No se valora la experiencia, los años de estudios, hay poca cultura de recolocación de empleados tras el cierre de una empresa. Pocas son las empresas que piensan en ello. Cuando todo este capital humano se está perdiendo. Toda esa experiencia, esa formación que se ha dado se pierde en la desesperación de encontrar cualquier trabajo, si se encuentra, para poder seguir adelante con sus vidas porque al final lo que cualquier persona quiere es hacer su vida y si puede, trabajar de lo que le gusta y en definitiva vivir en paz y con cierta comodidad.

















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